Dieta sana, el potenciador ideal de cualquier tratamiento estético

La comida no es solo llevar un alimento a nuestro cuerpo para saciar nuestro hambre, sino que es también una excusa para compartir momentos con los seres queridos, hacer un alto en las actividades diarias y hasta definir un negocio o contrato de trabajo en un ambiente distendido.

Paralelamente, las dietas son fundamentales para acompañar diferentes necesidades generales o puntuales,relacionadas con la salud. Esto supone no solamente bajar de peso o evitar algún inconveniente relacionado con una dolencia, sino también potenciar los resultados de una intervención o procedimiento.

Estas cuestiones resultan familiares cuando pensamos en un tratamiento o recuperación relacionado con la salud, como puede ser una intervención quirúrgica o un análisis específico. La preparación puede incluir desde una dieta líquida, restrictiva con respecto a algunos elementos o al revés, requerir la ingesta de determinados alimentos o productos. Como sucede con la necesidad de tomar glucosa para análisis relacionados con la diabetes.

Esto mismo ocurre en el caso de los procedimientos estéticos, Sin embargo, muchas veces nos quedamos con la información disponible con una simple búsqueda como “tratamiento adiposidad localizada”, “tratamiento anticelulitis” o “botox” como fuentes para elegir un centro sobre otro, y descuidamos aspectos vinculados con las implicancias del acompañamiento nutricional necesario.

La alimentaciòn y el consumo de bebidas son un factor fundamental del éxito de estos procedimientos, ya que pueden potenciar -o no- un determinado tratamiento. Asì, ingerir gran cantidad de agua cuando se hace un tratamiento como la liposucción o reducción de grasas, es una acción recomendada.

Tomemos como muestra la ultracavitación, una técnica que se aplica sobre adiposidades y grasa localizada. Inmediatamente se suele emplear un drenaje focalizado a través de presoterapia para completar su efecto. Tomar dos litros de agua permite hidratar el tejido y facilitar el trabajo sobre la zona.

Por eso, los profesionales  coinciden en que en todos los casos, una buena rutina de alimentación ayuda a potenciar los efectos de cualquier intervención estética; más aún en aquellas situaciones en las que los antecedentes del paciente o incluso alguna situación crónica requieren de especiales cuidados.

Como se ve, se trata en todos los casos de combinar las propiedades de las comidas y las bebidas para acompañar un tratamiento. Basta darle una mirada a este enlace https://cimec.com.ar/ para apreciar la cantidad de opciones de belleza que existen actualmente y dimensionar la importancia de una concepción integral de estos procedimientos.

En efecto, la alimentación es fundamental para quienes optan por realizarse cualquier procedimiento estético. Por ejemplo, las embarazadas o las personas hipertensas o con alto colesterol deben de ser especialmente contempladas y estudiadas antes de cualquier decisión. Y es aquí justamente donde el aporte de los profesionales de la nutrición se vuelve fundamental.

Más allá de que en cada caso se debe tomar nota de las características individuales del paciente, existen algunas recomendaciones que aplican en prácticamente todos los casos. Por ejemplo, evitar el tabaco y el alcohol son dos medidas que favorecen la preparación de cualquier procedimiento, ya que el consumo de estos productos suele provocar dificultad en la circulación sanguínea.

Frutas, verduras y comidas livianas en general ayudan a controlar el peso y evitar  algunos kilos de más que pueden ganarse como consecuencia del reposo en el postoperatorio. En la misma línea, se encuentran la ingesta de productos que permiten un tránsito intestinal ágil, ya que el sedentarismo puede favorecer el estreñimiento.